Por Teresa Baxin
Me
estoy cayendo en un pozo muy profundo, el vacío se siente en mi estómago, y no
puedo controlar la velocidad con la que caigo, hay gente viéndome, sus
expresiones son distintas, unos solo observan, a otros les sorprende, los más
atrevidos gritan ¡cuidado! (tal vez no se han dado cuenta de que ya es tarde),
algunos lanzan cuerdas para ver si puedo sostenerme de una y salir de ahí, pero
no puedo, tal vez si pesara menos, tal vez si la cuerda no me cortara las
manos, o tal vez si ellos permanecieran sosteniendo un poquito más, pero es muy
cansado, lo sé, no los culpo, ni siquiera yo puedo asirme bien para evitar
llegar al fondo, y sobre todo no quiero llegar al fondo porque me mata de miedo,
pero después de unos segundos, que por cierto pasaron muy rápido, llego...y
aunque es obscuro, húmedo, frío, me doy cuenta de que no he muerto porque caí
en una red que los que me aman y yo hemos construido con el tiempo, y es fuerte
pero no es suficiente para salir, pronto aquellos de los que tanto hablo, mis
amigos, mi familia y yo sabemos que tenemos que pedir ayuda para poder salir de
ahí y volver a aquel lugar que yo he elegido como mío y en el que me siento
segura y tranquila.
Dedicado
a todos aquellos que han estado conmigo, todos y cada uno de ustedes hacen que
mi vida sea hermosa.
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