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Amigos haciendo historia.




Por Moisés Cabo Leyva
*Modificado.
*Publicado en la revista digital Cronopios y Divergencias

“En la cama, en la cárcel, y en la columna digital 
se conoce a los amigos”

Mi amigo Paco


Cuando elegí hablar de la amistad me sentía seguro, confiado en mis ideas sobre el tema; “tengo experiencia” me dije. Citaría a Aristóteles para exponer tres tipos de amistad; una es la que se basa en el placer y que desaparece cuando los gustos cambian o los placeres se agotan, otra es la amistad que se basa en el interés, se da cuando hay beneficios de por medio, una vez que se acaban los beneficios o los intereses, se disuelve. La tercera forma de amistad según el filósofo es la amistad verdadera, la que se basa en la virtud; los amigos quieren el bien del otro, no por beneficios o conveniencias, tampoco por placeres, sino por querer el bien, así, la virtud del amigo es el querer, el amigo ve al otro como persona, no como un medio para conseguir algo, sino como un fin en sí mismo. El amigo es otro yo, al que se quiere y procura.

Según esta manera de pensar la amistad, los aduladores no son buenos amigos como tampoco pueden serlo aquellos que buscan su propio beneficio. En cambio, el verdadero amigo comparte, conversa y se compromete con el otro, pero en la vida cotidiana las personas cometemos errores, nos equivocamos una y otra vez, a veces aprendemos, a veces no. Entonces ¿quiénes son los amigos? 

Muchas veces me han dicho cosas como “puras palabras contigo”, “a ver, pon en práctica eso”. Así que pensé en amigos concretos, y a lo largo de mi vida he tenido las tres formas de amistad que Aristóteles expresó; he tenido amigos por conveniencia, por interés, en su momento pensé que seríamos amigos para siempre y después, simplemente ya no nos encontrábamos ni juntos, ni en comunicación, ni compartíamos más gustos ni intereses. Sí, fueron buenos amigos, fueron buenos tiempos, buenas vivencias, aunque también hubo traiciones, dolores, tristezas.  

Recordé también que con algunos amigos hubo confrontaciones que surgieron por nuestra forma de pensar y de actuar, encuentros necesarios para afirmarnos con base en lo que nos asemeja y lo que nos diferencia, pero, sobre todo, para darnos cuenta que lo que nos mantiene unidos lo podemos expresar con un simple concepto; amistad. La amistad es entonces un vínculo por gustos, intereses y valores que se fortalece con la práctica.
Entonces ¿Cómo pongo en práctica el concepto de amistad? Practicando el querer, queriendo. Ejerciendo mi liberad al compartir, disfrutar, también sufrir, confiar, apoyar, cooperar, aprender, respetar y superar las adversidades.

Mis padres fueron los primeros maestros y amigos que tuve, me enseñaron que su amor era un cuidado, una atención, respeto, apoyo, confianza, compromiso, libertad, y todo esto forma parte de lo que con el tiempo he llegado a llamar felicidad. 

Les cuento una anécdota; cuando yo tenía nuevo o diez años, me robaron mi bicicleta en la calle. Al siguiente día, mi papá me regaló un libro y escribió una dedicatoria que decía más o menos así; un libro es un amigo con el que puedes conversar siempre que lo necesites, y siempre tendrá algo nuevo que contarte. Ese día me regaló mi primer amigo no humano, suceso que cambió mi vida. Con el tiempo fui haciéndome de más libros, y siempre los he considerado mis amigos, pero también hice amigos humanos, primero por juego, diversión, placer, por interés, y después, con el tiempo, por amor; o si lo prefieren, por valores.

Una de las cosas que más disfruto hacer con mis amigos es presentarles a otros amigos, hacer comunidad es cuestión no sólo de teoría y práctica, es urgente en estos tiempos caóticos donde la individualidad, el egocentrismo y la superficialidad imperan, convirtiéndonos en una sociedad fragmentada, indiferente y hostil. Por eso es que tengo amigos con quienes comparto gustos, placeres, intereses y beneficios, pero también amor, confianza, apoyo, solidaridad… ¡otra vez palabras! 

Sí, pero palabras con significado, con historias que las respaldan, pues a pesar de los años, las diferencias ideológicas y los problemas, los amigos nos sostenemos, a veces firmes, a veces flexibles, pero mirando al porvenir y haciéndole frente. 

Y no es presunción decir que he logrado ser amigo y tener amigos, ni muchos ni pocos, pero sí aquellos con las mejores intenciones, con errores y con aprendizajes, con buenos y malos ratos, cerca o lejos, pero solidarios. Algunos amigos fallecieron, pero dejaron su huella imborrable en mi vida y en mi concepto de amistad.

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