Por Moisés Cabo Leyva
“Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura”.
Allan Ginsberg
Actualmente
nos informamos, formamos y deformamos on-line, en línea pues, en internet.Por
ejemplo; conseguimos ligue/pareja sexual/sentimental ocasional/fija desde
Tinder, match, Facebook, etcétera. Buscamos, conseguimos y ofrecemos servicios,
oficios, o trabajos formales e informales en casi cualquier sitio de red
social.
¿Drogas?
Sí, por favor.
Digo,
sí, también se consiguen y se ofrecen en internet. Sabiendo buscar se
encuentran distribuidores que te la llevan o mandan hasta la puerta de tu
hogar.
Y
a propósito de drogas, hay una que es difícil de dejar una vez que la persona
se ha enganchado a ella, la droga irresistible; ¡Sí! precisamente es internet,
o en casos más particulares, los sitios de redes sociales o de entretenimiento;
Facebook, Instagram, Netflix, Youtube, Xvideos, Redtube… o según los gustos y
medios de la persona.
Niños,
mamás y abuelitas también acechan en Facebook con memes de piolín, recetas para
curar el cáncer con tan solo bicarbonato de sodio y cadenas de oración.
¡Ave
María purísima!
-Sin
pecado concebida.
Internet
es la droga que sirve para todo.
“Ponle
otro capítulo de Pocoyó o Peppa pig a la bendición, para que se calme”
“Te
invito a ver Netflix”
“Otro
video, me canso ganso, la tercera y a dormir”
“Rola
el pack”
“Va
pero no se lo enseñes a nadie”
“Bajé
la peli con torrent, nomás me faltan los subtítulos”.
“Ya
salió el nuevo tutorial de Yiya sobre cómo hervir agua sin que se queme”
¿Qué
otras frases que agregarías? ¿Qué sería de nuestra vida sin internet?
He
visto a las mejores mentes de mi generación crear, consumir y compartir
contenidos en internet para sentir que existen y que sus vidas tienen sentido.
“Ser
es ser percibido” me dijo Karol, haciendo gala de su colección de frases
filosóficas para señalar mi exhibicionismo en Facebook.
Tenía
que decírmelo, criticar, corregir, burlarse, hacer menos a los demás y sentirnos superiores a otros, son algunas formas para hacernos percibir en una red donde si no eres
guapa o de buen cuerpo, rico y famoso o brillantemente estúpido y gracioso, no
consigues “likes o reacciones” y por lo tanto, no eres.
Al
menos eso cree él, y eso nos han hecho creer.
Pero
la verdad es que: Todos somos parte de la aldea global.
Todos
vivimos en un mundo globalizado, donde la tecnología nos permite enviar y
recibir información, conversar, interactuar, comprar, vender, vivir en línea y
fuera de ella pero sin dejar de ser parte de una dinámica que nos une y separa,
curiosamente.
Ante
esta inevitable situación. ¿Qué tal si nos acompañamos conociéndonos y
compartiendo lo que somos y lo que estamos haciendo mientras andamos por aquí?
Reivindiquemos
la individualidad a través de la comunidad.
Seamos
percibidos y seamos cuestionados, refutados, apoyados, aprobados o
desaprobados.
Pues
droga o medicina. Templo del conocimiento o tugurio depravado. Museo o plaza
pública.
Entretenimiento
o enajenación. Internet es parte fundamental de nuestras vidas, no tenemos que
dejarlo, sacralizarlo o satanizarlo sino aprender de él y con él a usarlo
individual y colectivamente, abiertos al diálogo, comunicando con libertad,
placer, diversión, responsabilidad, y por qué no, con amor.
¡Hagamos
comunidad local y global,
online y offline!
Que
lo más humano que tengamos no sea nuestra tecnología.