Ir al contenido principal

El show de la información

El show de la información
Por Ramiro Medrano

Hoy en día resulta evidente, tristemente, que la verdadera SEP de nuestro país es el canal del desagüe 2 y canal del desagüe 13, y es que; cuando escuchamos hablar de la academia no pensamos en la de Platón, cuando nos dicen iconos nacionales no pensamos en Octavio Paz, cuando nos dicen alguien destacado no pensamos en algún doctor en filosofía, antes pensamos en la mamarrachada esa de reality show que sólo le quita el dinero a los pobres ignorantes y se los da a los inmensamente ricos, a la inversa de Robin Hood, pensamos pues en el analfabeto de Cuauhtémoc Blanco o Niurka, ¡así es amigos! la televisión nos tiene tan enajenados que no nos deja ni siquiera pensar, no nos deja hacer la actividad que nos caracteriza netamente como humanos, ella piensa por nosotros y nos dice que está bien y que está mal, nos dice consume y nos dice obedece, ¡total, que más da ellos tiene el poder y a nosotros no nos importa!

Pero hoy, después de leer a un licenciado en ciencias de la comunicación he pensado que los medios de comunicación no son sólo eso, si bien eso es lo evidente y lo lamentable, los medios de comunicación bien encaminados pueden ser, o deben ser conductos que nos ayuden a crear un conocimiento, el cual nos ayude a vivir y a saber vivir, ¿qué quiero decir con esto? Debemos crear como cultura crítica, que sepamos criticar, pero no en el sentido nefasto de Patty Chapoy o de Pepillo Origel, sino una crítica filosófica, es decir, reflexiva, que no sea destructiva, sino que sepa diferenciar argumentos y que pueda a su vez proponer algo, ya que la buena crítica es la que propone; este tipo de cultura que exigimos es una cultura periférica, no vendrá dada de los poderosos que sólo nos quieren tener como una borregada obediente y manipulable, no vendrá de ellos, debe venir del pueblo pero de un pueblo reflexivo, inteligente y preocupado por su bienestar, un pueblo que se dé cuenta de una vez por todas que algo anda mal, y que la única manera de cambiarlo es comenzando por sí mismos.

Señores entendámoslo; no vendrá un gobernador, y menos uno de los incompetentes gobernantes que tenemos, a salvarnos, no vendrá Batman no vendrá Robín, lo que no hagamos por nosotros nadie lo hará, tenemos que tomar en nuestras manos la batuta de nuestro presente, debemos filosofar sobre nuestro contexto, en el que vivimos ya que la salvación de él es nuestra salvación, como ya decía Ortega y Gasset “yo soy yo y mis circunstancias, si no las salvo a ellas no me salvo a mí”, por ello queremos crear este espacio donde podamos hacer critica pero no la “critica” ficticia de los periódicos oficiales que es manipulada por los poderosos, sino una critica de nosotros los oprimidos, los ignorados, nosotros quienes somos verdaderamente México los que vivimos la realidad mexicana, los que ya nos cansamos, y los que nos estamos dando cuenta que debemos despertar y quitarnos la venda de los ojos, por ello queremos crear este espacio de expresión, reflexión y análisis que nos llevara a poner las bases para un verdadero cambio intelectual y después de lo intelectual estaremos en disposición de cambiar ontológicamente nuestra realidad, porque si no empezamos por lo intelectual, serán movimientos vacíos sin rumbos y destino.

Si logramos lo anterior podremos gritar de una vez por todas a los cuatro vientos y a todo el mundo ¡viva México cabrones! Esta vez no lo gritaremos al ganar un partido de futbol, sino al ganar la lucha más importante, la lucha de la vida.

            Porque aún soy un idealista y creo en mí, creo en ustedes y creo en México, no perdamos la fe en nosotros mismos, no nos dejemos, basta señores, joder ¡ánimo! que si podemos porque somos más, y porque somos más inteligentes que los de arriba, se los aseguro señores, después de todo no es muy difícil serlo, sólo hay que creérnoslo.

Lo más visto este mes

La noche estrellada es mujer y es poeta. Sobre Galaxia Guerrero.

Nacho López. Fotografía mexicana.

Masonería en San Andrés Tuxtla. De historias faroleras.

Las artes y la sociedad

Hombres al natural. Por María Sanz.