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La poesía es un reflejo metaforizado del pensamiento del poeta. Por Galaxia Guerrero.


Galaxia Guerrero

La poesía es un reflejo metaforizado del pensamiento del poeta. El poeta ama las metáforas porque la realidad desnuda le pasma y en ocasiones le aterra. Y porque todo poeta es un niño que mudó a una forma adulta en tanto no pudo desprenderse de la necesidad del juego, pues así como los niños son felices cuando juegan, el poeta es feliz a su manera cuando juega con la realidad a través del lenguaje. Cuando escribo soy una niña jugando a ser poeta.

Existen muchas formas de hacer poesía y muchos tipos de poeta, los hay quienes se desnudan metafísicamente  frente al lector (y también literalmente, je), generalmente éstos son los que se vuelven más populares entre la gente, pues los lectores se encuentran fácilmente reflejados en el dolor exhibido por el poeta. Y también los hay más pudorosos u “objetivos” por llamarlos de alguna forma (ya que sabemos que la objetividad es imposible para cualquier mortal) éstos son los que prefieren extraer de su entorno una pizca de poesía en la cual inevitablemente se refleja la desnudes de su ser, muy a su pesar, pues nadie puede escapar de sí mismo ni de su “maldito yo”. En estos últimos se encuentra la mayor parte de mi poesía y no podría ser de otra forma para quien convive tanto con su yo por esa manía de pensar y extraer el hueso roído de la tan  buscada y esquiva esencia de las cosas. Y porque el mundo me parece mucho más interesante que yo. No siempre lo logro y suele pasar que me avergüenzo de mostrar más de lo que quisiera de mí misma, porque si es que existe un pudor poético, creo tenerlo, pues como ya les dije la poesía es un reflejo del pensamiento del poeta. Y los poetas solemos embriagarnos con la poesía y todos sabemos que una persona borracha habla más de lo que debería o al menos a mí me ha pasado.

Todo esto surgió de una plática con unos amigos en un fandango, esa noche un amigo nos recitó un poema de desamor rabioso y se desnudó frente a nosotros, fue ahí que me di cuenta que al final todos los poetas se encueran directa o indirectamente y que lo que importa es saber apreciar el valor de quien se atreve a mostrar lo más íntimo de su ser sin importar la forma en que lo haga. Como siempre, es cuestión de gustos, puedo admirar desde la poesía de una Blanca Varela fina y esquiva, como la poesía de una Pizarnik dolorosamente narcisista y deslumbrante. Porque al final la herida es la misma sólo que vestida de diferentes formas.

¡Abrazos poéticos de sábadito rico a los poquitos que me leen y quieren!


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Las mañanas comienzan oscuras con el silbido del demoniaco tiempo palpitante.
Mientras los dioses bostezan en su nicho de flores y uvas fermentadas,
algunos se tallan los ojos estrujando los tallos de su vida
sin encontrar la raíz que se quedó perdida en alguna nube pasajera,
y se tiende la ropa como a un muerto descolorido
y sudado que debe estar limpio para la siguiente jornada
de supresión de soles
y arrumacos de mamíferos.
Las mañanas van despejándose de los rescoldos
del sueño
y una pareja se abraza en su hermosa inmortalidad
pasajera.
Los pasajeros pasamos silenciosos en nuestro anonimato,
algunos pensamos en el amor que se quedó
perdido en el camino
y algunos otros, con menos suerte,
van pasando sin que el amor los perturbe,
pero algo en su frente se va estrujando
como una flor arrancada del jardín.
El jardín florece ajeno a nosotros
que somos ajenos
e imprescindibles,
porque la belleza se basta a sí misma
para existir,
mientras nosotros necesitamos la belleza
y la decadencia para ser.
Las mañanas terminan clareando clamores antiguos
que nadie quiere escuchar
y encendemos la radio para callar
lo que todos sabemos:
Que la luna sonríe
y el día ha terminado sin horizonte
hasta el sábado.

Galaxia Guerrero.

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