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Siempre me supe pájaro


Por Christian Leobardo Martínez Aguilera

 
Siempre me supe un pájaro
pero…nunca me supe poeta,
yo, que desde la infancia alas de poesía
volaba con plumas versos.

Volaba…
y siempre
me supe un pájaro.

Así ¿Cómo no volar al nacer?
Si no, niño yo pájaro
¿Cómo explicar el
entenderme con pollitos pio-pio
y pajarillos montañeros?

Siempre me supe un pájaro
Y enamorarme tuve que-
como su nombre lo implica,
y como ser pájaro lo indica-
de Rosita.
Sí, yo fui su colibrí.

Siempre me supe un pájaro,
y aunque me sabía pájaro, o colibrí,
nunca me supe, por ejemplo:
ruiseñor, cenzontle, gorrión, cuervo,
ave fénix o poeta.

Y fui todos esos alados…

Y viví volando, y vivía pájaro.
Pero…nunca me supe poeta.
Ahora sé que por eso,
nocturno, bucólico campirano, solo, oscuro
y renaciente,
como hermano del viento yo habité.

No me sabía un ruiseñor,
hasta que triné un verso
y nació en aquella noche
allá en mi infante pecho
un vago corazón lenguado de poeta.
Poeta que, callados los oyentes todos,
al lado de ellos,
alado,
posado,
desde una rama, desde su árbol
-porque la noche era nostalgia-
brotante del corazón
mi tristeza nocturnante les canté.

No me sabía un cenzontle
hasta que por la belleza de infinitos trinos
joven bucólico campirano
entre fugas de luz de Sol, bajo los árboles
recostado, a sus raíces o
a lomos de un caballo
como ave de 400 voces
de cuatro-veces-cien-los-entusiasmos
la esperanza yo miré.

Nunca me supe gorrión
hasta que en medio de humo y asfalto
posado en la araucaria,
cantar también pude,
contra el ruido citadino más alto.

Nunca me supe más solo y oscuro
como cuando cuervo novio
ala-rota agonizante
moría de afuera,
de afuera de ventana,
de afuera de tormenta;
mensajero que agonizante de frío
en su noche oscura y desdeñosa
con un verso en el pico,
moría de indiferencia.

Nunca me supe ave fénix
hasta que dejándolo olvidado,
de ese cuervo novio cadáver desconsuelo
agité sus cenizas en el suelo
para otra vez emplumado,
al primer día soleado,
de aquella ventana indiferente
renacido alzar el vuelo.

Ahora ya no importa si nací pájaro o nací poeta;
o si por ser poeta vuelo
y soy una especie de pájaro.
La cosa está en que vuelo,
y canto nomás
como pájaro porque poeta.

Y canto nomás
porque trina en la lengua de mi pecho emplumado
la voz del
¡Cantando volando puedo!

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