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¿A qué le tiras cuando votas, mexicano?

Por Moisés Cabo


¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?
Que faltan niños pa' poblar este lugar,
sigue soñando que no hay contribuciones,
que ya no hay mordelones, que ya puedes ahorrar.
Sigue soñando que el PRI ya no anda en zancos,
que prestan en los bancos, que dejas de fumar....
Chava Flores


Cuando cursaba el primer semestre de la Licenciatura en Derecho en la Universidad Veracruzana, la licenciada encargada de dar la clase Derecho Romano I, dijo unas palabras que fueron, entre otras cosas, motivación para dejar dicha carrera, las palabras fueron: “El que hace la ley, hace la trampa”. O como comúnmente se dice "hecha la ley, hecha la trampa".


Esa frase, en efecto, es verdadera y ha sido de las pocas y más grandes enseñanzas que he aprendido. Pues desde que la escuché, no he dejado de pensar en ella cada vez que escucho hablar sobre la ley de tal o cual cosa, sobre la nueva reforma a la ley de esta y de aquella cosa. Nos regimos bajo una ley suprema que es la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, símbolo nacional y catálogo de fechorías de criminales, delincuentes, corruptos que son nuestros legisladores.

Al amparo de la ley se han privatizado muchas cosas y otras más están en espera de hacerlo. Al amparo de la ley se ha robado, se ha violentado física y sexualmente, se ha matado con el pretexto de poner orden y paz, al amparo de la ley los poderosos se vuelven más poderosos, los ricos más ricos y los pobres más pobres.

Irónicamente, la ley es lo único que nos “protege”, porque está claro que en México la policía y el ejército están para proteger, o bien a ciertos funcionarios públicos (no a todos), o bien al crimen organizado, con el que por cierto están coludidos. Juntos policía y ejército, ciertos funcionarios del gobierno y el crimen organizado, constituyen lo que se conoce como narcogobierno. Situación que ningún mexicano desconoce.

Como la religión, la política cuando se institucionaliza se corrompe. Y así religiosos y políticos (gobernantes, legisladores y otros funcionarios), quieren mantenerse de por vida en el poder, y no sólo eso, perpetuar y reproducir el sistema que los ha puesto en los lugares donde están. Para ellos se valdrán de dos poderosos aliados invisibles pero de consecuencias desastrosas, mortales; el temor y la ignorancia.

Históricamente tanto las religiones judeo cristianas como los gobernantes, han infundido terror sobre el resto de la población, no para persuadirlos, sino para que obligados se sometan libremente ante ellos; religión y gobierno. No es de extrañar que en muchos lugares los gobiernos han sido teocráticos, (theos= dios, kratos= poder), es decir, la autoridad proviene de dios pero la administran sus representantes religiosos en cualquier ámbito de la vida pública y privada, la ley entonces proviene de dios, y ¡Sorpresa! ahí está la trampa.

Es cierto, que en México existe una separación entre la iglesia y el estado, así con minúsculas. Pero también es cierto que la iglesia siempre ha querido y buscado el poder político y económico, pues quieren imponernos lo que debemos creer, lo que debemos desear, lo que debemos hacer y cómo debemos hacerlo. Por eso no es de extrañar, que nuestra legislación tenga tintes moralistas retrógrados, como establecer que el aborto es un delito, y no un derecho.

Dinero y poder parecen ser los dos objetivos principales de la iglesia y el gobierno, y para conseguirlo son capaces de todo, de robar, de sobornar, de matar, de violar, de mentir, de engañar. Y precisamente el engaño es lo que mejor se les da a políticos y religiosos, ambos prometen una vida mejor si sigues su camino, si confías en ellos, si dejas que decidan por ti ¿no te parece curioso?

Así como la religión imperante en México, la católica, apostólica y romana, tiene sus días especiales, sus días santos, sus días de arrepentimiento y sus días de gozo, así la partidocracia (poder en manos de los partidos políticos reconocidos), con el auspicio de una ley que ellos mismos hicieron, con trampas, tienen sus días especiales, tienen su temporada electoral patrocinada por todos los mexicanos que de una u otra forma pagan impuestos.

Veamos lo que dice la revista Forbes en su edición mexicana en el artículo ¿Cuánto cuesta la democracia? www.forbes.com.mx/cuanto-cuesta-la-democracia/
:
Si el gasto en las elecciones es, como apuntaría la estimación cruda comentada, cercano a 50,000 mdp, mientras que el financiamiento público es sólo de 5,000, esto significa que por cada peso que se cuida hay nueve de los que no se sabe su origen. Una campaña de diputado federal costaría, siguiendo esta lógica, 600,000 pesos, y no 200,000, como el INE reglamenta.

Los gastos de una supuesta campaña de diputado federal, se estiman por mes. Pero si nos ponemos a pensar que el INE hace multas por millones de pesos, pregunto ¿De dónde sacan los partidos políticos tanto dinero? Pues parte de ese dinero se los da el mismo INE, y otra parte no sabemos, pero no sería arriesgado pensar que no sólo de donaciones, sino de empresas y del crimen organizado.

Votar por cualquier partido o político fortalece al sistema electoral actual, aquellos partidos que están contra el abstencionismo y contra el voto nulo, te dicen: Si anulas tu voto o no votas, favoreces al PRI. Sí, el PRI es el partido de la corrupción, de la injusticia, de la deshonestidad, del robo, por excelencia, pero los otros partidos no se quedan atrás, todos quieren llevar agua para su molino. No hay opciones reales, ¿cómo confiar en un partido/candidato que de entrada sabe que el INE es una institución parcial, ineficaz y carísima? ¿Cómo confiar en un partido/candidato que se gasta el dinero del pueblo en propaganda, basura impresa, ruido de comerciales, volantes, gorras, lápices? ¿Cómo creer que con un voto cambiará todo el sistema económico, político y cultural opresor de este país?

Por otro lado, la democracia no asegura que los elegidos sean las personas adecuadas para legislar y gobernar al país. Según el extinto IFE, Instituto Federal Electoral, ahora convertido en INE, Instituto Nacional Electoral, las elecciones para presidente de la república en 2012 las ganó Enrique Peña Nieto, y aunque muchos afirma que fue un fraude, como también afirmaron que en el año 2006 les robaron las elecciones, y otros que las robaron desde 1988, y otros desde tiempos de Porfirio Díaz, muchos de esos quejosos, saldrán a votar este domingo 7 de junio, esperando que el actual INE, garantice unas elecciones seguras, justas. ¿Por qué esperan que las elecciones ahora sí funcionen? ¿Qué pasó para que ahora sí se respete al electorado?

Decíamos hace rato que el temor y la ignorancia eran dos pilares de religión y gobierno para hacerse del poder y mantenerse en él, pues sí, ambos, religión y gobierno apuestan y siguen apostado a estos dos pilares, tienen y quieren seguir manteniendo un país temeroso e ignorante. Para que seamos temerosos, el gobierno censura, reprime, viola, golpea, asesina y desaparece personas, no importa si son estudiantes, trabajadores o niños y jóvenes. Siguen sin aparecer los normalistas de Ayotzinapa, los periodistas siguen siendo despedidos y asesinados, hace dos noches en Jalapa, la capital de Veracruz, fueron golpeados sádicamente estudiantes, quienes señalan a sus agresores como personas al servicio del gobierno del gobernador del estado.

¿Y la ley? La ley se aplicará con todo el rigor para no encontrar culpables y dejar ver que en Veracruz impera el crimen, la corrupción, la injusticia, la violencia, la censura, la opresión.

¿Existe una alternativa al voto nulo? Me preguntaba un amigo hace unas horas, le respondí que mejor sería preguntar ¿Cuál es la alternativa al sistema electoral? Palabras más palabras menos mi postura fue y es:
No voto por el PRI, ni por el PAN, ni por el PRD, MORENA, ni por algún otro partido, no anulo mi voto, porque pienso que ir y jugar a la democracia, es legitimar a este sistema electoral y por ende a esta forma de gobierno que ha venido acomodando la ley a sus deseos y caprichos sin importar las necesidades de millones de mexicanos.

Ir a jugar a votar o anular el voto, es aceptar que pienso que esta democracia funciona y que ahora sí México saldrá de sus problemas gracias a mi voto, y que ellos van a hacer, legislar y gobernar lo mejor para mí y para la mayoría de los mexicanos. No pienso que anular mi voto les haga ver que sus métodos de convencimiento o persuasión para que votemos por ellos no son adecuados, a los partidos políticos sólo les importa que votes para que no pierdan su registro y por ende sus privilegios económicos, si son partidos pequeños (en número), los partidos grandes no pierden nada si anulas tu voto, si no votas, cuentan ya con suficientes militantes como para no perder el registro, ellos sí quieren tu voto para mantenerse y seguir siendo parte de la oligarquía (el poder en pocas personas) nacional, y no quieren que personas de otros partidos tengan los mejores puestos.

El proceso electoral es sólo una parte de toda la maquinaria opresora, nos ofrecen la ilusión de un gobierno elegido por el pueblo que trabajará a favor de él, y bajo la bandera de la legalidad nos imponen candidatos que sólo buscan perpetuar el sistema que les ha llevado al poder. Estando en el poder sólo satisfacen sus intereses personales y los intereses de las personas que lo apoyaron, donde el pueblo, el electorado, sólo votó para elegir quién le va a robar y en el peor de los casos, quién va a ser su verdugo.

Pero el proceso electoral no es el único problema, otro gran problema, somos nosotros como pueblo, ciudadanos desorganizados, mentirosos, tramposos, flojos, rateros, corruptos, egoístas, envidiosos, no digo que todos, claro está que hay gente honesta, trabajadora, sincera, cooperativa, pero infortunadamente los corruptos, deshonestos, tramposos y rateros están más organizados y tienen bien definidos sus objetivos; dinero y poder a costa de lo que sea.

No hay, o al menos, yo no conozco "una" alternativa al proceso electoral, ni a todos los problemas que padecemos como país. Pero estoy casi seguro, que si como sociedad comenzamos a organizarnos para las cosas más pequeñas e inmediatas, y seguimos por ese camino, iremos construyendo sociedades, familias, grupos civiles e instituciones públicas y privadas honestas, trabajadoras, sinceras, justas y efectivas. No es una alternativa mágica, ni pronta, sino utópica y difícil, pero tampoco imposible.

Soñar no cuesta nada, pero ¿qué ganas con soñar? Y tú, ¿a qué le tiras cuando votas, mexicano?



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