Por José Juan López Palacios
Señorita Elisa, hace años que me derrito viendo cómo ama a sus enamorados,
hace años que me encabrono mirando cómo te haces más dura
por culpa de esos idiotas hedonistas, superfluos del planeta
y por qué no decirlo, superficiales de mierda.
Por qué dejas que los opacos
se alimenten de tu energía
por qué dejas que en el altar que es tu cuerpo
rindan culto a la vida
sabiendo que están muertos.
No te culpo por creerles
ya que se perfeccionaron
con sus rasgos finos y miradas amables
con sus detalles y cuentos locos que te confunden
pareciéndose mucho a nosotros .
Oda a ti Elisa, por la luz que emanas de tu cuerpo,
por el profundo mar de tus ojos
por tus labios dulces y carnosos.
Señorita Elisa, te escribo estas líneas
con el afán de que te acuerdes o te enteres
que aparte de esa raza de cenizas, los de cara bonita y cuerpos estéticos
existimos los otros
los seres puros de corazón
los imaginantes
los que construyen mundos, los que con palabras despertamos sentimientos
los que miramos a los ojos, los que memorizamos lunares
los que saben que la belleza no está aquí, sino en el mundo de las ideas.
Despierta Elisa, el mundo es tuyo, el tiempo y el espacio.
Eres tú la que da vida, es por ti que se mueve el universo.
Cree en la grandeza de tu ser, que si haces ojitos colisiona una estrella
que si dices una picardía seguro crece la marea.
Fuera los opacos, los grises
y que vengan los luminosos imaginantes.
Señorita Elisa,
se despide de usted un imaginante
un viajero de los mundos ya construidos
un malabarista de palabras.
Señorita Elisa, hace años que me derrito viendo cómo ama a sus enamorados,
hace años que me encabrono mirando cómo te haces más dura
por culpa de esos idiotas hedonistas, superfluos del planeta
y por qué no decirlo, superficiales de mierda.
Por qué dejas que los opacos
se alimenten de tu energía
por qué dejas que en el altar que es tu cuerpo
rindan culto a la vida
sabiendo que están muertos.
No te culpo por creerles
ya que se perfeccionaron
con sus rasgos finos y miradas amables
con sus detalles y cuentos locos que te confunden
pareciéndose mucho a nosotros .
Oda a ti Elisa, por la luz que emanas de tu cuerpo,
por el profundo mar de tus ojos
por tus labios dulces y carnosos.
Señorita Elisa, te escribo estas líneas
con el afán de que te acuerdes o te enteres
que aparte de esa raza de cenizas, los de cara bonita y cuerpos estéticos
existimos los otros
los seres puros de corazón
los imaginantes
los que construyen mundos, los que con palabras despertamos sentimientos
los que miramos a los ojos, los que memorizamos lunares
los que saben que la belleza no está aquí, sino en el mundo de las ideas.
Despierta Elisa, el mundo es tuyo, el tiempo y el espacio.
Eres tú la que da vida, es por ti que se mueve el universo.
Cree en la grandeza de tu ser, que si haces ojitos colisiona una estrella
que si dices una picardía seguro crece la marea.
Fuera los opacos, los grises
y que vengan los luminosos imaginantes.
Señorita Elisa,
se despide de usted un imaginante
un viajero de los mundos ya construidos
un malabarista de palabras.