Alguien
se roba la luz, alguien se roba a tu perro,
alguien
se roba también eso que estás escribiendo,
alguien
se roba tu nombre, tu paz y tu tiempo,
y
sólo salvarás tu propia visión.
Día
negro. La Barranca.
“El fuego de la
memoria”, con ese nombre celebramos 20 años de La Barranca, 20 años de
transformaciones y de afirmaciones, de exploraciones musicales y poéticas, de
entregas de amor y pasión, de alegría y de tristeza, de asombro, nostalgia y
melancolía, y para celebrarlo era necesario estar ahí en la ciudad más grande
de la república mexicana, en la selva de asfalto, en la vieja ciudad de hierro,
el Distrito Federal.
El fin de semana
pasado fui al Distrito Federal a un concierto de quien considero la mejor banda
de rock en México y Latinoamérica, La Barranca, grupo que cumplió sus primeros
20 años de creación musical. La cita fue en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris,
y aunque al comenzar el toquín faltaban varios asientos por ocuparse, el lugar
se llenó de seres especiales que querían cantar y celebrar con La Barranca.
Para mí fue un día
negro en varios sentidos, primero porque me robaron mi celular sin que me diera
cuenta, y aunque para muchos es motivo de risa y para algunos la culpa es mía
por no andar “al tiro”, creo que tampoco está demás decir que el robo es
violencia, que es un delito y que no debemos acostumbrarnos a que nos roben ni
educarnos para no ser víctimas de tal delito, debemos educarnos para no robar.
Si no queremos políticos rateros, no seamos una sociedad que robe.
Volviendo al tema, y
como ironía de la vida, el nombre con el que comenzó el concierto fue El rapto, pieza de su nueva producción Fatalis, con la que nos hicieron
gritar y aplaudir asombrados y emocionados por lo que apenas comenzaba. Para prendiendo al público. siguió el canto de ¡Quémame con tu piel, hazme sentir otra vez, incéndiame
la razón para poder olvidar qué día es hoy en dónde estoy, cómo soy y esta noche
sólo ser un albor…
¡Sí! Por fin estaba
escuchando en vivo a La Barranca, esa música que me ha acompañado en infinidad
de momentos especiales, de amor, de pasión, de locura, de reflexión.. ¡Desciende
como fuego sobre mí!...
Por fin habla José Manuel
Aguilera, guitarra y voz además líder de la agrupación, se presenta y agradece
a los presentes. Una nota que cae en la
oscuridad produce una onda, esa onda al chocar con la realidad produce un
reflejo, todo reflejo al llegar al punto final recuerda su origen…
No había duda, la
evolución y talento de La Barranca se refleja en las notas que flotan en el
aire, por la red, por el mundo, pues su música ha llegado para revolucionar no
sólo el rock mexicano, sino del rock de toda Latinoamérica.
“No
vales nada si no formas parte de algún engranaje,
No
vales nada de día,
No
vales nada si sufro tensión en la noche,
No
vales nada de noche”
La
Barranca
En algunos grupos de Facebook
existe un diálogo bastante polémico respecto a la ausencia de Federico Fong, y
no sólo de él, sino de Cox Gaytán, Los Arreola, y Alejandro Otaola, -antiguos
miembros de La Barranca que indudablemente fueron pieza clave en el éxito de la
banda, donde sí se presentaron Yan Zaragoza, Humberto Álvarez, Cecilia
Tousseint y Alfonso André, y que por cierto estuvieron geniales en el piano,
acordeón, voz, y batería, y claro José Manuel Aguilera, Adolfo Romero, Ernick Romero e Iván Solis.
Personalmente creo que hay problemas más urgentes, y que las broncas entre ellos son su pedo, pienso además que una rolita como “Reptil” muestra un rasgo de crítica social y de realismo, pero convertido en poesía a partir de la musicalidad de su letra como de lo potente de sus notas. Esta es la cosa más extraña que ha surgido en el continente americano.
Personalmente creo que hay problemas más urgentes, y que las broncas entre ellos son su pedo, pienso además que una rolita como “Reptil” muestra un rasgo de crítica social y de realismo, pero convertido en poesía a partir de la musicalidad de su letra como de lo potente de sus notas. Esta es la cosa más extraña que ha surgido en el continente americano.
Pero ¿qué tal les
caería un rico danzón? Pues Yan Zaragoza, el padre santo, nos deleitó con su
piano tocando La Fuga de Rubén… Quiero aclarar que no les estoy presumiendo,
sino compartiendo mi modesta percepción de tan placentero concierto.
Por
momentos pensé que la noche era eterna
La
Barranca
Sí, también es
necesario decir que hubo errores por parte de La Barranca, que se antojaban
unas chelas, unos toques, para tan memorable evento, pero por haber sido en un
teatro no hubo venta de alcohol, ni estaba permitido fumar, así que cuando JMA
dijo “abrir el corazón y servir el mezcal” lo hicimos simbólicamente, claro, ya
en acústico, para darle variedad a la noche.
Afortunadamente el
concierto sí fue un fuego de la memoria que quemaba lento los corazones de los
asistentes, el teatro fue un campo de batalla donde seguramente salimos
inspirados todos y cada uno de nosotros, donde La resistencia se hizo presente
como una Flecha.
Es
necesario saber soñar para sobrevivir en la barranca.
La
Barranca.
Son los que están y
están los que son, y fuimos los que estuvimos ahí, cantando, gritando,
chiflando, tomando fotos, y disfrutando profundamente un concierto maravilloso.
Celebramos 20 años de creatividad, de lucha, de dignidad, de identidad, de
diversidad a través de la música.
¡Cómo no llorar con
El tiempo es olvido!
¡Cómo no emocionarse
con Ser un destello o Quémate lento!
¡Cómo no terminar con
una Tempestad esta noche!
Ya qué importa si el
mundo reconoce o no que La Barranca es el mejor grupo de rock que hay en
México, que su propuesta musical siempre renovándose supera a los mismos
Caifanes y a Café Tacuba, y si piensas compararlos con Zoé o Molotov, pégate un
tiro en la cabeza. La Barranca es grandiosa musical y poéticamente, realista e
inspiradora a la vez. Y es que uno no necesita ser músico para sentirse
inspirado cuando José Manuel Aguilera dedica Campos de Batalla, una canción que
habla de belleza y de valor, de valentía, de lucha por los sueños.
Como público y como
seguidor de La Barranca, siempre voy a querer que toquen más canciones, que
haya más invitados, que se tomen una chela conmigo, que canten las rolas que yo
quiero, que se tomen fotos conmigo y me den autógrafos, soy y somos muy
exigentes con los artistas, y es común que siempre haya insatisfechos y
quejumbrosos, pero personalmente, el concierto fue más de lo que había imaginado,
estuvo implacable, soberbio, imponente, sensible y humano.
No puedo decir cuánto
ha impresionado a mi persona esta experiencia pero estoy seguro que ha sido
bastante enriquecedora, placentera y emocionante ¡Larga vida a La Barranca!
Las fotos las tomé de un grupo de Facebook llamado La Barranca.