Por Moisés Cabo Hemos vuelto tan inhumano al mundo como al mismo humano, un árbol ya no es sino sombra, o madera, o fruto, o adorno, o imagen, en todo caso un árbol ya no es vida, sino oxígeno, ya no es un sabio, sino un objeto, ya no es un hogar, sino tablas y muebles, ya no eres tú, ni soy yo, un árbol apenas es una palabra, un sonido, un sabor, una textura, un color. Lo hemos vuelto tan inhumano como a nosotros mismos.